RELATO CORTO BAHORRINA
BAHORRINA
Eran las 6 de la mañana cuando Franky abrió sus ojos. Después de desperezarse salió de la casa para ver si se vislumbraba el sol.
Se sintió bien, aunque había llovido casi toda la noche, el fuerte viento había escampado la tormenta y parecía que el sol, tímidamente, deseaba mostrar todo su esplendor.
Miró hacia la valla y vio, casi con placer, que las fuertes rachas de viento, habían volcado el barril donde sus padres adoptivos arrojaban los desechos. Se había tumbado hacia el interior de la cerca, cayendo justo dentro de uno de los muchos charcos que había dejado la desapacible noche.
Aquella agua sucia de tierra y despojos era una auténtica bahorrina, que llamaba poderosamente la atención de Franky. Con cierta inquietud, se acercó al, a su parecer, maravilloso charco y se revolcó en la maloliente porquería.
Mientras sentía una enorme satisfacción, se preguntó por qué sus padres postizos le habrían puesto Franky. Aunque se había ya acostumbrado pensó, que llamándose su padre José, ponerle a él Franky, era discriminatorio, ¿sería tal vez por razones de etnia? se cuestionó.
Todavía metido dentro del lodazal, alzó sus ojos mirando al cielo y, por el lugar donde se encontraba el astro rey, pensó que Marta, su madre adoptiva, no tardaría en llamarle para darle de comer. Sería mejor que saliera del charco, seguro que, si ella le veía allí, no se sentiría demasiado satisfecha.
Dirigió sus pasos hacia la casa y justo cuando estaba llegando, la figura de Marta, su madre, emergió por la puerta diciendo: ¡¡¡Franky!!! ¡¡¡A comer!!!
Franky, alborozado, respondió: ¡¡¡Oinc!!! ¡¡¡Oinc!!!
Bahorrina – Serie Relatos Cortos – Copyright ©Montserrat Valls y ©Juan Genovés