RELATO CORTO LA MEZQUINDAD
LA MEZQUINDAD
Roberto siempre había sido envidiado por Luis.
Aunque se conocían desde la infancia, esa envidia se fue incrementando con el pasar de los años.
Roberto había llegado a lo más alto. Era un excepcional bróker en la bolsa. Su mujer, a su vez, dirigía un periódico. Tenían una economía muy buena que les había permitido llevar a sus hijos a los mejores colegios privados.
Para Luis, esos logros eran cuestión de suerte. Él, simplemente, no la tenía.
Sus hijos no habían estudiado: no les gustaba. La realidad, es que eran vagos.
Su mujer se pasaba el día viendo la televisión. No limpiaba la casa y un día, sin venir a cuento, le dijo que no quería tener relaciones sexuales nunca más.
Roberto siempre le había ayudado. Cuando Luis se quedó en el paro y tuvo la depresión y se pasaba las horas muertas en casa, él se lo llevaba de viaje con la excusa de que le ayudara. Éste, aunque sabía que no le necesitaba para nada, se dejaba arrastrar hacia los aviones en primera clase.
Un día cuando Roberto había cumplido los 50 años, se produjo un crack en la bolsa. Un inesperado y súbito hundimiento que le arruinó.
Perdió su casa, a su mujer y a sus hijos y lo peor también a Luis, su amigo de toda la vida.
Luis le cerró la puerta. Por mezquindad, por envidia. Porqué como en la película “El manantial” los perdedores no soportan la grandeza de las personas buenas.
¡Ah! Por cierto, al cabo de no mucho tiempo Roberto volvió a encarrilar su existencia en todos los aspectos…
La Mezquindad – Serie Relatos Cortos – Copyright ©Montserrat Valls y ©Juan Genovés