PRINCIPIOS DE SEPTIEMBRE
RELATO CORTO PRINCIPIOS DE SEPTIEMBRE
Aquel día de principio de septiembre, el sol de las ocho de la tarde resultaba muy agradable. Aún tardaría un buen rato en oscurecer…
Marta comenzó a arreglarse. Tenía una cita con alguien, prácticamente, desconocido.
Aunque parecía un buen tío y bastante seductor, no podía evitar cierto desasosiego… esperaba haber ido a un lugar conocido, pero el muchacho había insistido en llevarla a un lugar «secreto» a cenar…
Sentía muchas ganas de hacerlo, pero no podía evitar ciertos temores… podía perfectamente ser un chalado… Mientras terminaba de ponerse su cota falda sonrió tratando de espantar sus fantasmas… Lo cierto es que no parecía un mal tío…
Justo a las 21:00h, cuando el sol se había retirado, en un alarde de puntualidad, sonó el interfono y la voz de Miguel, arrulladora, la invitó a bajar… Ya en el ascensor, Marta, mirándose al espejo, con sus manos tiró un poco de su falda… Quizás iba demasiado provocativa para una primera cita…
En pocos minutos, el coche de Miguel, comenzó a recorrer una carretera montañosa… Le dijo que la llevaba a un restaurante de montaña realmente especial… con placeres culinarios inimaginables…
Ella no supo cómo había pasado, pero a los pocos minutos Miguel había conseguido que le contara su vida… sus gustos e incluso aquello que más le gustaba del sexo. Todo fue muy natural, Miguel, en ningún momento se había pasado, aunque lo cierto es que Marta sentía una fuerte excitación…
El restaurante era una pasada y la comida genial… Lo único que enturbiaba el ambiente era la tez verduzca del único camarero… Pero embelesada con Miguel, Marta, ya ni lo veía… Después de disfrutar de unos excelentes mousse de chocolate, el camarero, atento, se acercó y dijo: ¿querrá el señor que sirva los cafés en el reservado de la terraza…?
Miguel asintió y en unos instantes estaban en un reservado de la terraza, iluminado solo por un par de velas y la hermosísima luna…
Una vez el café había entrado en sus cuerpos, Miguel, sin presiones, con voz dulce, le propuso: ¿puedo besarte?
Marta, que en el fondo lo deseaba, asintió con su cabeza… en unos instantes, con inaudita suavidad los labios del joven comenzaron a recorrer la piel del cuello de la joven con una sensualidad fuera de lo normal…
Se sentía embargada por el deseo, cuando de repente, la fría mano de Miguel, con extrema ternura comenzó a recorrer el húmedo sexo de la chica que a cada caricia se retorcía de placer… Entonces, justo entonces sintió un brutal mordisco en la yugular y su cuerpo, inerte, sin sangre cayó entre gritos de dolor y espasmos de placer…
¿Qué hacemos con el cuerpo? Preguntó el camarero.
Lo de siempre Antonio, que no quede rastro…
De acuerdo señor conde… ¿Nos vemos pronto? Eso espero Antonio, dijo mientras convertido en vampiro volaba a sus aposentos…
Principios de Septiembre – Serie relatos cortos – Copyright © Montserrat Valls y Juan Genovés